20150904

Melodía de un Adiós

"La mente puede ser un arma muy poderosa, el deseo se alía con los sueños.  Y es cuando la realidad y la fantasía se confunden..."
Samarcanda


MELODÍA DE UN ADIÓS
Cuando él llegó a mi vida, su presencia me obnubiló por completo confundiendo sentimientos, demasiadas sensaciones que se agolparon en un imperceptible instante. Una mirada suya fue suficiente para hacer tambalear el que hasta entonces había sido mi universo y caí sin remedio en sus brazos. Esa fue mi perdición. 
Quise creerle, deseé que la dulzura de su voz me acariciara, y a pesar de lo efímero de las promesas, me aferré a cada una de las suyas con estúpido empeño. Sin esperarlo siquiera se convirtió en ese navío, que con decisión, me transportaba, su embaucador vaivén me impelía ya con fuerza —me dejé llevar—. De ninguna manera deseaba negarme a esa ola embravecida que con furia me arrastraba. Fue mi sueño, no iba ser yo quien escapara de su embrujo. Su amable semblante era todo cuanto necesitaba para confiar —y confié—. Y entonces supe que ya no había vuelta atrás…
Mis peores temores se hicieron realidad cuando el día se hizo noche. El que creía mi amor se alejó con un frío adiós, sellando así mi destino. Con pueril locura, mis manos quisieron aferrarse a una ilusa esperanza que seguía meciéndose entre sueños, retazos de ilusión, que se iban marchitando en un espacio maldito. 
El que fuera mi trébol de cuatro hojas, aquel que la diosa fortuna me regaló generosa, ahora me deshojaba para siempre.
-Debí intuirlo —dejé escapar en un suspiro— Sí, debí imaginar que culminarías tu traición en este tornasolado escenario que inventaste para mí.

Con tristeza cerré la puerta de la que fue nuestra alcoba, arrojando la llave de mi corazón al océano de mis lágrimas. Ya no había nada que esperar, nada que desear.... La nada más absoluta lo inundaba todo.

©Ángeles Platas.


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