ETERNA CONTRADICCIÓN
Así sigo como una estúpida esperando el milagro, así llevo un par de
meses sin darme la oportunidad de cerrar esta puerta, soy una absurda niñata
incapaz de crecer. No, no es la primera vez que me hacen daño -aunque amoratado- mi corazón sigue latiendo dentro y oponiendo una resistencia feroz, pero siempre, fiel a su dueña.
Fabio
era un increíble italiano, de Nápoles para más señas, con una persuasiva mirada
herencia materna que me embelesó en cuanto lo vi –lo reconozco-. Durante un
inolvidable año todo fue increíble, destilábamos felicidad por cada poro
sabedores de la envidia que despertábamos entre amigos y conocidos, pero igual que apareció, un mal
día desapareció sin dejar rastro, me quedé entonces atrapada en un
despiadado caleidoscopio, donde en cada de uno sus pequeños cristales parecía
detenerse el tiempo, para mi desgracia sus colores volaron también, mi mundo se
tornó entonces gris noctambulo y cuando la noche de insomnio asaltó mi
espacio, yo aprendí a vivir a
deshoras.
Seguí
esperando que la vida me devolviera el cielo, que mis tripas y mi alma dejaran
de actuar como un cobarde ventrílocuo que arranca lamentos a las entrañas. El
silencio ensordeció en cada esquina y pensar en él me llevó al límite de mis
fuerzas. Un sudor helado me invade ahora por completo, tentada a poner fin a tanta
tortura. Y es que sigue siendo una obsesión que se apodera de mis deseos más
íntimos, como un puñal de fina hoja que se va clavando en mi pecho en cada
loco pensamiento que me asalta. Sigue faltándome, esa es mi realidad e intento ignorar el tiempo que inexorable transcurre en vano. La certeza de que no está me
devora, quisiera dejar de añorar su recuerdo, no seguir tocando extremos en
esta contradicción traviesa, donde igual ardo en deseos de besar sus ojos, como
de arrancárselos de cuajo. –lo juro– Es arrolladora esta rabia contenida que
me obnubila. El tiempo ha seguido su curso y yo me he mantenido inamovible en
mis deseos por mucho que se eterniza este intento de no sucumbir a la locura.
Cierro los ojos, respiro y sigo adelante
como siempre, no me queda otra…
Hoy sin embargo –no me pregunto el porqué– el milagro se ha hecho, del mismo modo
que se esfumó, en un instante ha retornado la luz –ha vuelto–. La
esperanza sigue fiel a mis contradicciones y a punto de darme por vencida, mi
perpetúa demencia y su sonrisa lo inunda todo. No sé porque regresó –ni
porque se fue tampoco– nada pienso preguntar, ni reclamarle. ¿Para qué? A pesar del dolor vivido no le pediré que se marche, siempre fui una contradicción y él mi debilidad, aun sabiendo que es
muy posible que cualquier mal día la historia se vuelva a repetir y aun así no le voy a
reprochar nada… Solo quiero vivir lo que la vida me ofrezca, porque como
siempre él me decía…
–Carpe Diem!!
©Samarcanda Cuentos.-Ángeles Platas.