miércoles

Recuerdos de la India


  

RECUERDOS DE LA INDIA

Aquella mujer tenía un rostro angelical e instintivamente Kavita pensó en su madre, era un recuerdo prohibido que poco a poco iba diluyéndose en su memoria, cuando llegaron a casa de su abuela paterna, se les impidió volver a mencionar siquiera su nombre. Kavita la recordaba bien a pesar de todo, aunque intuía que para su hermana se había convertido en un olvido ineludible. Recordó qué fue por el tenaz empeño de madre que ellas aprendieran a leer. No era habitual que unas niñas indias y de pobreza aparente fueran poseedoras de semejante bien, su madre les hizo prometer que lo mantendrían en secreto, Manjit y Kavita habían asimilado las lecciones ávidamente, su progenitora les enseñó lo poco que pudo aprender en aquella casa de forasteros donde sirvió, eran emigrantes alemanes dueños de grandes extensiones de tierra. Su dedicación principal consistía en hacerse cargo del cultivo de arroz desde que su marido enfermara –el padre de las niñas- con su trabajo ella aportaba las pocas rupias que entraban en casa. Sunita, que así se llamaba, tuvo tres hijos, las dos niñas, que eran las pequeñas y un chico Ranjit, el mayor de ellos, pero tal como era costumbre en la India, al morir el padre y convertirse en una mujer viuda pasó a ser poco menos que nada y como tradición también su hijo varón se hizo cargo de todo, repudiándola poco después. Ranjit cerró y vendió la casa que había sido su hogar y mandó a las niñas con la abuela. Normalmente cuando eso sucedía la mujer quedaba abandonada dentro como un mueble más, pero Sunita huyo antes de que la desgracia se apoderara de su destino. De todo ello las dos niñas estuvieron totalmente ajenas, como tampoco les fue permitido preguntar nada al respecto.
Kavita, contó detalladamente a aquella mujer que encontrara en su camino el motivo de su visita al templo...Fragmento (SIGUE)

                                                            © Samarcanda - Ángeles
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