20210310

Desocupando Sentimientos

"Los errores suelen pagarse caros, lo peor es que te das cuenta del tamaño de tu estupidez  cuando ya es muy tarde. Quizá cuando está todo perdido."
Samarcanda.

DESOCUPANDO SENTIMIENTOS
Mario observó a su alrededor, todo era vacío. Apenas un latido —el suyo— se escuchaba en la estancia, cómplice infame de su soledad. Dejó vagar su pensamiento y como en una travesura del destino, una rotunda afirmación compartió el momento y la fatal evidencia.
—Hay errores que te cuestan la vida
—aceptó.

La certeza de tanta estupidez le abofeteó desde dentro, dando de lleno en su orgullo y su hombría. Nunca tuvo en cuenta a esos amigos que le advertían que el precipicio estaba muy cerca, así prefirió obviar el amor y la familia. Una pregunta martilleaba su cabeza desde hacía tiempo. ¿Tubo en cuenta todo lo que se jugaba?... Quizá no.
Su mujer se lo había llevado todo, por no quedar, no quedaban ni muebles. Los sentimientos y los recuerdos, como en un colador mortuorio, pendían en forma de pequeñas gotas en cada recoveco del salón y el dormitorio. El exquisito gusto para la decoración de Sonia, se oponía ahora a la desnudez de las paredes, que a modo de saludo, parecían burlarse de su sino. 
Sí, había llegado el momento de la despedida, la dulzura de un hogar se convertía ahora en una obscura cueva y de sus grietas brotaba sangre. El único culpable de la situación era él, eso también estaba muy claro.
Como inexplicable contradicción Mario recordó con dolor la alegría de la sonrisa tan cercana de Sonia. Un jilorio conocido en sus entrañas le arrancó un quejido de hambre. Hambre de sueños desperdiciados y esperanzas ya marchitas. Solo un jarrón en la cocina con un puñado de biznagas daban vida a esa muerte súbita y sin retorno. Se golpeó la frente con vehemencia contra el marco de la puerta.

—¡Soy un idiota! Lo he perdido todo y solo por un momento de pasión y locura. —Se acusó.

Era el final, Sonia sabía que fueron muchas las que pasaron por su vida —y por su cama—, hoy estaba hundido, al igual que la cabeza entre sus manos. Antes de marchar tiró de una guirnalda dorada prendida en un rincón, recuerdo vivo de la última Navidad. Un estremecimiento, como un látigo en su espalda le hizo sentir nítidamente la desolación que le esperaba en la próxima.

©Ángeles Platas.
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20191204

Eterna Contradicción


<<El corazón tienes razones que la razón no entiende.... y que verdad hay en esta conocida frase...>>

ETERNA CONTRADICCIÓN

Así sigo como una estúpida esperando el milagro, así llevo un par de meses sin darme la oportunidad de cerrar esta puerta, soy una absurda niñata incapaz de crecer. No, no es la primera vez que me hacen daño -aunque amoratado- mi corazón sigue latiendo dentro y oponiendo una resistencia feroz, pero siempre, fiel a su dueña.

Fabio era un increíble italiano, de Nápoles para más señas, con una persuasiva mirada herencia materna que me embelesó en cuanto lo vi –lo reconozco-. Durante un inolvidable año todo fue increíble, destilábamos felicidad por cada poro sabedores de la envidia que despertábamos entre amigos y conocidos, pero igual que apareció, un mal día desapareció sin dejar rastro, me quedé entonces atrapada en un despiadado caleidoscopio, donde en cada de uno sus pequeños cristales parecía detenerse el tiempo, para mi desgracia sus colores volaron también, mi mundo se tornó entonces gris noctambulo y cuando la noche de insomnio asaltó mi espacio, yo aprendí a vivir a deshoras. 

Seguí esperando que la vida me devolviera el cielo, que mis tripas y mi alma dejaran de actuar como un cobarde ventrílocuo que arranca lamentos a las entrañas. El silencio ensordeció en cada esquina y pensar en él me llevó al límite de mis fuerzas. Un sudor helado me invade ahora por completo, tentada a poner fin a tanta tortura. Y es que sigue siendo una obsesión que se apodera de mis deseos más íntimos, como un puñal de fina hoja que se va clavando en mi pecho en cada loco pensamiento que me asalta. Sigue faltándome, esa es mi realidad e intento ignorar el tiempo que inexorable transcurre en vano. La certeza de que no está me devora, quisiera dejar de añorar su recuerdo, no seguir tocando extremos en esta contradicción traviesa, donde igual ardo en deseos de besar sus ojos, como de arrancárselos de cuajo. –lo juro– Es arrolladora esta rabia contenida que me obnubila. El tiempo ha seguido su curso y yo me he mantenido inamovible en mis deseos por mucho que se eterniza este intento de no sucumbir a la locura.

Cierro los ojos, respiro y sigo adelante como siempre, no me queda otra…

Hoy sin embargo no me pregunto el porqué el milagro se ha hecho, del mismo modo que se esfumó, en un instante ha retornado la luz ha vuelto–. La esperanza sigue fiel a mis contradicciones y a punto de darme por vencida, mi perpetúa demencia y su sonrisa lo inunda todo. No sé porque regresó –ni porque se fue tampoco– nada pienso preguntar, ni reclamarle. ¿Para qué?  A pesar del dolor vivido no le pediré que se marche, siempre fui una contradicción y él mi debilidad, aun sabiendo que es muy posible que cualquier mal día la historia se vuelva a repetir y aun así no le voy a reprochar nada… Solo quiero vivir lo que la vida me ofrezca, porque como siempre él me decía…

–Carpe Diem!!

 ©Samarcanda Cuentos.-Ángeles Platas.


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20160218

Más Allá de tu Espacio

"El dolor del desamor como espada que atraviesa el alma. Estar suspendida en la nada, donde es imposible aliviar el duelo. Un amor muere y el entierro no es suficiente, pues solo el tiempo devuelve la ansiada calma."
Samarcanda.

Prendida del Abismo


Me ahogo en el silencio de tu ausencia

ya sin aire que insuflar a mis pulmones

obstinada, buscaré por los rincones

tu silueta, tu olor…

y tu presencia.

Me columpio en los hilos que tu mueves

soy consciente…

no reniego del engaño.

Permitiendo que esta ansia me devore

sin poder sentir por ti ningún desprecio.

Y aquí sigo aferrada a la indolencia

que me mata…

que me deja en el pellejo.

Obstinada, aguardando tu retorno

sigo fiel, a lo que veo en el espejo.

Rendiré pleitesía a mis temores

que me agotan, me acogotan

y silencian mi garganta.

Sí, aquí sigo…

obstinada en la locura

imposible ocultar mi fiel deseo

la demencia, la pasión que me tortura

que me lleva a perderte y olvidarme

que tu amor…

será siempre, desventura.

No consigo resistirme a este fuego

que me tienta a colgarme de una soga

noche eterna, me precipita y ahoga

al vacío insondable de no amarte.


©Ángeles Platas.

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20151201

Disfrazada de Vacíos

"En ocasiones somos prisioneros de nuestro ayer. Ocultos permanecen nuestros miedos entre pequeños detalles, juguetes de niños que son espejos de nuestros conflicto y temores de antaño."
Samarcanda.

Disfrazada de Niñez 


Huecos son los recuerdos

lívida, esta alma que no cede

el tiempo pasa

pesa indolente…

La niña no crece

no quiere…

El miedo manda, inflexible

armadura de duelos

me refugio en su interior

un hueco

que también es mío

y no disfraza el dolor.

No quiero que me descubran

ilusa, me escondo ahora

tras este mundo perverso

juegos de infancia perdida…

Perdidos, me están gritando.

Certera intuición me avisa

de una flecha que me apunta

a lo lejos se divisa

¡Qué necia! Le doy la espalda

Quiero mis sueños pueriles

no renuncio a la ilusión

de un corazón que palpita.

La niña se queda dentro

yo me cobijo en sus alas

no quiero salir al mundo.


 ©Ángeles Platas.

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20151116

ERES ÚNICA

 <Somos especiales en aquello que nos gusta, o hacemos con cariño y dedicación. Seguro que todos tenemos un “Don” para sobresalir en alguna faceta o habilidad. Somos únicos y eso es lo verdaderamente mágico>>


ERES ÚNICA


Él siempre  me sonreía con todo su amor y acariciando mi carita,  añadía:

 

–¿Qué más se puede pedir, querida? Un bello nombre para una bella princesa.

 

El que así hablaba era mi abuelo, estaba claro que siempre me vería la más bonita la más lista, la mejor de todas. Sin embargo a mí sus palabras en esos momentos de “duda existencial” me valía de muy poco. Solo sentía que mi vida era un drama…

 

Y es que era yo entonces una niña de apenas once años enfadada con el mundo y conmigo misma. A esa edad puede parecer que pocas cosas te afectan, pero tenía una pena, –bueno, unas cuantas– mis trenzas color panocha, mis infinitas pecas y esa delgadez que la naturaleza me había regalado, pero sobre todo mi baja estatura, que me tenía muy preocupada. No, definitivamente no estaba contenta. Mi madre siempre me decía que le diera tiempo al tiempo, pero mi desasosiego no cesaba, me miraba al espejo y seguía sin encontrar en aquel rostro un detalle que me recordara a Sandy, la reina de la clase. Rubia y esbelta   –un poco engreída, eso sí– pero traía a los chavales de cabeza, a los de nuestra clase y a los más mayorcitos, también. Estaba claro que yo siempre sería invisible para ellos y seguía convencida que no destacaba por nada. Cuando le hacía participe a mi madre de mi congoja, esta siempre me espetaba la consabida palabrita: Paciencia. Entonces no entendía… Aquella tarde me sorprendió mamá subida en sus sandalias de charol negro de veinte centímetros, a punto de precipitarme contra el suelo, intentando conseguir la altura ansiada.

 

Te vas a hacer daño Dunia –me sonrió– ese no es el camino, cariño. Y es que por mucho que el gallo se calce unos zancos, no se convertirá en rosado flamenco… Y sabes querida, puede que ni siquiera sea  necesario. Ven, te voy a contar una bonita historia y así lo entenderás.

 

Sacó entonces del cajón un viejo libro de cuentos y se interesó por uno en concreto. “Intentaré ser Freesia” de Jorge Bucay. Al finalizar su lectura –añadió:

 

-No hay posibilidad de ser quien no somos, si luchas contra eso nunca serás feliz.  Lo maravilloso de la vida es ser tú, alguien único y especial.

El tiempo dio la razón a mama, aunque eso no lo supe en ese momento… si no mucho después. Y no solo me convertí en la hermosa princesa que tanto presagiaban mi abuelo y mi madre, sino que hoy me encuentro aquí leyendo aquel mismo libro a mi hija Wendolin que dramatiza con su joven desdicha. Mínima ahora para mi… Enorme para ella.


 ©Samarcanda Cuentos.-Ángeles.

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20151110

Punto y Seguido

"Nuestro día a día, nuestro deambular que no se detiene. Somos camino que sin miedo avanza hacía el mañana. Con ilusión y con esperanza, será más fácil llegar al destino."
Samarcanda
Imagen: Hardibudi

Punto y Seguido

Frente a mí el horizonte,
por el que espero y desespero,
largo camino se intuye.

Pan tierno, recién hecho,
con aroma a nueva vida,
que se brinda ante el presagio,
de otras nuevas emociones.

Como una abierta ventana,
abrazo ese intacto día,
punto y seguido de mi ayer,
impaciente la jornada,
cuando un paso va tras otro,
a darle la bienvenida.

Luz que prende dadivosa
una ruta visualizo,
sin querer ya me encandila,
me aferro a esa ilusión…
La necesito.

Mis  pies desnudos,  ligeros,
me incitan a seguir camino
que me trasporta sin miedo,
al futuro que persigo.

 ©Samarcanda Cuentos.-Ángeles.

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20151030

Imagen Velada

!Una imagen vale más que mil palabras.!Aunque muchas veces esa imagen es solo el aperitivo, lo que incita a la mente a pensar que viene tras ella y tras las palabras que la preceden. En el terror psicologico, es la imaginación la que juega un importante papel...porque la mente no tiene límites.
Samarcanda
 Imagen: Dziga Vertov

IMAGEN VELADA 

Marc Jakcson se doctoró en medicina, pero nunca llegó a ejercer. La fotografía le atrapó en el mismo instante que reveló su primer carrete. Fue como una manifestación para él, el objetivo de su cámara era todo cuanto necesitaba para que su existencia tuviera sentido. Las imágenes que captaba con ella le hacían vivir con inusitada intensidad. 
Empezó fotografiando pequeños animales, cuanto más indefensos y desvalidos más le atraían. Poco a poco tuvo necesidad de ir más allá y sus estudios de forense inconclusos, le dirigieron hacía la obsesiva idea de diseccionar esos seres y fotografiar su interior…cada órgano.  Con escrupulosa habilidad los manejaba. A través de su cámara desfiguraba las formas, los colores y creaba mundos insospechados. Imágenes imposibles que le tenían fascinado. 
Aquella noche le produjo una satisfacción nunca antes vivida tener a su alcance el cuerpo de aquella muchacha. Tan frágil, tan inocente como sus animalitos. Imitó cada uno de sus pasos, fotografiando su cara, su cuerpo…Y el terror de su mirada. De repente pensó que al igual que le ocurriera con sus bichitos, no era suficiente. Se le iluminaron los ojos maliciosamente al pensar ¿Cómo sería ir más allá?

 ©Samarcanda Cuentos.-Ángeles.

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