martes

Disfrazada de Vacíos

"En ocasiones somos prisioneros de nuestro ayer. Ocultos permanecen nuestros miedos entre pequeños detalles, juguetes de niños que son espejos de nuestros conflicto y temores de antaño."
Samarcanda.

Disfrazada de vacíos

Huecos son los recuerdos,
lívida esta mente que no cede,
el tiempo pesa, pasa indolente,
la niña no crece… no quiere
y el miedo manda inflexible.

Me refugio en su interior,
ese que es mío también,
armadura de duelos,
disfrazada de mentiras.

No quiero que me descubran,
ilusa, me escondo ahora,
aislada de un mundo perverso,
juguetes de mi infancia perdida…
perdidos me gritan.

Encarnada rosa me avisa,
de una flecha que me apunta,
necia de mi, le doy la espalda,
a estos sueños del nirvana.

Ya no quedan estrellas relucientes,
pueriles esperanzas son camino.
Perdida y sofocada la ilusión,
acepto con calma mi destino,
oculta meta que persigo,
será; o quizá no, este mi sino.


 ©Samarcanda Cuentos.-Ángeles.

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lunes

ERES ÚNICA

 <Somos especiales en aquello que nos gusta, o hacemos con cariño y dedicación. Seguro que todos tenemos un “Don” para sobresalir en alguna faceta o habilidad. Somos únicos y eso es lo verdaderamente mágico>>


ERES ÚNICA


Él siempre  me sonreía con todo su amor y acariciando mi carita,  añadía:

 

–¿Qué más se puede pedir, querida? Un bello nombre para una bella princesa.

 

El que así hablaba era mi abuelo, estaba claro que siempre me vería la más bonita la más lista, la mejor de todas. Sin embargo a mí sus palabras en esos momentos de “duda existencial” me valía de muy poco. Solo sentía que mi vida era un drama…

 

Y es que era yo entonces una niña de apenas once años enfadada con el mundo y conmigo misma. A esa edad puede parecer que pocas cosas te afectan, pero tenía una pena, –bueno, unas cuantas– mis trenzas color panocha, mis infinitas pecas y esa delgadez que la naturaleza me había regalado, pero sobre todo mi baja estatura, que me tenía muy preocupada. No, definitivamente no estaba contenta. Mi madre siempre me decía que le diera tiempo al tiempo, pero mi desasosiego no cesaba, me miraba al espejo y seguía sin encontrar en aquel rostro un detalle que me recordara a Sandy, la reina de la clase. Rubia y esbelta   –un poco engreída, eso sí– pero traía a los chavales de cabeza, a los de nuestra clase y a los más mayorcitos, también. Estaba claro que yo siempre sería invisible para ellos y seguía convencida que no destacaba por nada. Cuando le hacía participe a mi madre de mi congoja, esta siempre me espetaba la consabida palabrita: Paciencia. Entonces no entendía… Aquella tarde me sorprendió mamá subida en sus sandalias de charol negro de veinte centímetros, a punto de precipitarme contra el suelo, intentando conseguir la altura ansiada.

 

Te vas a hacer daño Dunia –me sonrió– ese no es el camino, cariño. Y es que por mucho que el gallo se calce unos zancos, no se convertirá en rosado flamenco… Y sabes querida, puede que ni siquiera sea  necesario. Ven, te voy a contar una bonita historia y así lo entenderás.

 

Sacó entonces del cajón un viejo libro de cuentos y se interesó por uno en concreto. “Intentaré ser Freesia” de Jorge Bucay. Al finalizar su lectura –añadió:

 

-No hay posibilidad de ser quien no somos, si luchas contra eso nunca serás feliz.  Lo maravilloso de la vida es ser tú, alguien único y especial.

El tiempo dio la razón a mama, aunque eso no lo supe en ese momento… si no mucho después. Y no solo me convertí en la hermosa princesa que tanto presagiaban mi abuelo y mi madre, sino que hoy me encuentro aquí leyendo aquel mismo libro a mi hija Wendolin que dramatiza con su joven desdicha. Mínima ahora para mi… Enorme para ella.


 ©Samarcanda Cuentos.-Ángeles.

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martes

Punto y Seguido

"Nuestro día a día, nuestro deambular que no se detiene. Somos camino que sin miedo avanza hacía el mañana. Con ilusión y con esperanza, será más fácil llegar al destino."
Samarcanda
Imagen: Hardibudi

Punto y Seguido

Frente a mí el horizonte,
por el que espero y desespero,
largo camino se intuye.

Pan tierno, recién hecho,
con aroma a nueva vida,
que se brinda ante el presagio,
de otras nuevas emociones.

Como una abierta ventana,
abrazo ese intacto día,
punto y seguido de mi ayer,
impaciente la jornada,
cuando un paso va tras otro,
a darle la bienvenida.

Luz que prende dadivosa
una ruta visualizo,
sin querer ya me encandila,
me aferro a esa ilusión…
La necesito.

Mis  pies desnudos,  ligeros,
me incitan a seguir camino
que me trasporta sin miedo,
al futuro que persigo.

 ©Samarcanda Cuentos.-Ángeles.

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viernes

Imagen Velada

!Una imagen vale más que mil palabras.!Aunque muchas veces esa imagen es solo el aperitivo, lo que incita a la mente a pensar que viene tras ella y tras las palabras que la preceden. En el terror psicologico, es la imaginación la que juega un importante papel...porque la mente no tiene límites.
Samarcanda
 Imagen: Dziga Vertov

IMAGEN VELADA 

Marc Jakcson se doctoró en medicina, pero nunca llegó a ejercer. La fotografía le atrapó en el mismo instante que reveló su primer carrete. Fue como una manifestación para él, el objetivo de su cámara era todo cuanto necesitaba para que su existencia tuviera sentido. Las imágenes que captaba con ella le hacían vivir con inusitada intensidad. 
Empezó fotografiando pequeños animales, cuanto más indefensos y desvalidos más le atraían. Poco a poco tuvo necesidad de ir más allá y sus estudios de forense inconclusos, le dirigieron hacía la obsesiva idea de diseccionar esos seres y fotografiar su interior…cada órgano.  Con escrupulosa habilidad los manejaba. A través de su cámara desfiguraba las formas, los colores y creaba mundos insospechados. Imágenes imposibles que le tenían fascinado. 
Aquella noche le produjo una satisfacción nunca antes vivida tener a su alcance el cuerpo de aquella muchacha. Tan frágil, tan inocente como sus animalitos. Imitó cada uno de sus pasos, fotografiando su cara, su cuerpo…Y el terror de su mirada. De repente pensó que al igual que le ocurriera con sus bichitos, no era suficiente. Se le iluminaron los ojos maliciosamente al pensar ¿Cómo sería ir más allá?

 ©Samarcanda Cuentos.-Ángeles.

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Oscuras Nubes

"Muchos veces se oscurecen los cielos a lo largo de nuestra vida. Me gusta pensar que la resiliencia nos acompaña siempre. esa capacidad que tenemos de resistir y reponernos a cualquier situación adversa."
Samarcanda.


Oscuras Nubes

Tiembla el vaso vacilante,
a punto de estallar, fiero,
me mira desafiante,
solitario ante mi miedo
 me retará triunfante,
mientras rezo yo mi credo.

Cuantas veces he vivido
estas tormentas de cieno
siempre seré quien decido,
por lejos que quede el cielo.

La herida sangra obstinada,
dispuesta a ser mi condena,
cual veredicto sin jueces,
no me amilana esta pena,
mucho ruido y pocas nueces.

Nubes negras en la cumbre
intentaran detenerme,
y yo como de costumbre
me mantendré sin romperme.

Invicta me conociste
y así seguirá mi suerte,
no me daré por vencida
!Qué espere quieta la muerte!


©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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Yo te prometo...

"Hay quien olvida continuamente las promesas, mientras que otros aun siendo muy difíciles de mantener jamás las romperían. Por encima de todo está el cariño y la lealtad...Complicado dilema en ocasiones"
Samarcanda
Imagen: Amandine Van Ray

YO TE PROMETO...
Ella era la niña de sus ojos, lo que más quería en el mundo y así se lo demostraba a diario. El cariño era el mismo en ambas direcciones. A los dos les encantaba salir a pasear entre rosales y buganvilias que circundaban su casa blanca, pisando la tierra, sintiéndola bajo sus sandalias. Disfrutaban más aun cuando era la arena fina de la playa la que se enredaba en sus pies descalzos. El sabor a sal, a vida, les recorría el cuerpo y en su pequeño velero aprendieron a amar aquellas celestes aguas.
Entonces llegó la enfermedad de Celia, leve en sus inicios, pero poco a poco fue ganando espacio y evidencia. Ella seguía derrochando cariño y mimos a su Luis, mientras él se convertía en sus manos y sus pies. Su máxima aspiración fue siempre deambular por esta vida juntos, tal como hacían.
Por desgracia no hubo tregua, el tiempo con avidez les avocó a un camino tortuoso, negándoles deseos y sueños que antes eran regalos, Celia no era la misma, apenas podía ya salir de casa. Luis masajeaba con aceite de romero sus malogradas piernas, las besaba con amor mientras ella, con una solicita sonrisa le arremolinaba el cabello. Postrada ya en su cama, Luis quiso acercarle la playa a casa. El agua de mar y la arena blanca siguieron siendo compañeras en aquellas horas bajas. Hizo tirar el muro de la habitación para que desde el enorme mirador, disfrutara con el sonido de las olas estallando.
Aquella tarde supo que no quedaba mucho tiempo. Luis tomó en brazos a Celia y la trasladó hasta La Dulce Mar, el velero, su amada sonrió sin fuerzas, pero complacida. Con una pequeña presión en la mano de su compañero, le hizo saber lo feliz que se sentía en ese último viaje. La luna llorosa quiso ser testigo también, atenuando su luz. Por fin Celía soltó su mano y la vida partió. 
El momento temido llegaba, Luis sabía muy bien que tenía que hacer, mil veces le había prometido que nunca la abandonaría...Y él siempre cumplía sus promesas.

©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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Melodía de un Adiós

"La mente puede ser un arma muy poderosa, el deseo se alía con los sueños.  Y es cuando la realidad y la fantasía se confunden..."
Samarcanda


MELODÍA DE UN ADIÓS
Cuando él llegó a mi vida, me obnubilo por completo confundiendo sentimientos, demasiadas sensaciones agolpadas en un imperceptible instante. Una mirada fue suficiente para hacer tambalear el que hasta entonces era mi universo. Desplegó su encanto y sus palabras, nunca escuchadas antes y fueron mi ruina...
Quise creerle –necesité creerle–. A pesar de lo efímero de las promesas, me aferré a cada una de las suyas con estúpido empeño. Él se había convertido en esa suave brisa que con embaucadora musicalidad me acarició el alma. Así lo sentía, así lo viví entonces. No quise negarme a surcar esa ola embravecida que se empeñaba en recorrer mis venas. Era mi sueño y no iba a ser yo quien escapara de su encuentro. Su amable semblante, su ternura, fue todo cuanto necesitaba para confiar –y confié–. No hubo vuelta atrás…

El temor se hizo realidad y de repente la noche se hizo, inmensa, atenazadora. Comprendí que con su adiós, rubricaba en mi piel el incierto destino que me aguardaba. Allí estaba yo, desgajada como una escuálida margarita a la que no le quedaba color, ni fuerza, Mis manos quisieron entonces aferrarse a una fútil esperanza, pero los retazos de sueños estaban ya marchitos. El que fuera mi trébol de cuatro hojas, aquel que la diosa fortuna me enviara, ese mismo, me deshojaba para siempre.
–Debí intuirlo –me lamenté– debí imaginar que construirías tu traición en este tornasolado escenario que inventaste para mí.
Cerré por fin la puerta de la que fue nuestra alcoba, arrojando su llave al océano de mis lágrimas. Ya no había nada que esperar, nada que desear. De repente, la nada más aterradora lo inundó todo...

©Ángeles Platas - Samarcanda Cuentos.


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domingo

Infancia Dormida

<<En ocasiones uno se obstina en dejar atrás a ese niño que también es nuestra esencia más real y tangente. Siempre seremos parte de lo que fuimos, así que, busquémonos dentro de nosotros mismos.
Samarcanda.

INFANCIA DORMIDA

Llevo días que te sueño
implorando tus secretos,
deseando con empeño
me desveles tantos vetos.

No entendía tus anhelos,
ni ese lazo que me unía
a unos brazos extendidos
que aún en silencio, intuía.

En la noche suspiraba
al sentir esa presencia,
que mi paz acariciaba,
que era parte de mi esencia.

Vuelo entre ideas pueriles,
que ahora retornan febriles,
mi alma tu ser ansía,
recuerdos de otros abriles,
cielos color fantasía.

De repente fui consciente,
que tu cara era la mía,
que aquella que ahora retaba,
era la niña dormida 
la que en mis sueños campaba.

De la que renegué aquel día,
mientras mi infancia olvidaba.

 ©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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jueves

Al Final del Camino

"Igual puedes tenerlo todo y un segundo después desvanecerse la que era tu vida como una enorme nube mecida por el viento. Hay tantas cosas que la voluntad no controla...Todo puede escaparse en apenas un soplo."
Samarcanda.



AL FINAL DEL CAMINO
Ante ella solo paredes que deseaban chocarla, enfrentarla al miedo y a sus esquivos sueños. Tantas esperanzas rotas de las que ahora solo quedaban pedazos, trocitos cada vez más pequeños e insignificantes.
No siempre fue así, recordaba como en otro tiempo fue una influyente mujer con casi doscientos hombres a su cargo. Una vida estresante que  se empeñaba en zancadillearla en forma de problemas inagotables, pero que ella era capaz de asumir y afrontar hasta hacerlos desaparecer. Admirada dama que siempre tenía una mano tendida a quien la necesitaba.
Pero entonces llegó esa palabra desconocida y hasta imprecisa: CRISIS. Un ERE la dejó fuera de su ámbito y espacio, aquel en el que siempre se sintió reconocida y admirada. Hoy a sus 48 años ni su gran valía, ni la experiencia de tantos años venía en su auxilio, siendo sustituida en cuanto fue un incomodo obstáculo como un peón más. Su mano -que siempre estuvo abierta para otros- se encontró vacía, sin nadie que quisiera estrecharla, ya fuera por ayuda o cariño. Debido al trabajo, nunca se dio tiempo a formar una familia, los amigos quedaron también en un segundo plano y poco a poco la fueron olvidando. Su soledad ahora la sujetaba a un mundo hostil, a una isla inhabitada y oscura.
-¿Cómo he caído en esta trampa mortal? –se preguntaba.
Quería creer que con dos manos para trabajar nunca le faltaría nada, pero su enfermedad fue la puntilla a tanta fatalidad. Allí estaba, sin recordar que había comido en la última semana e ignorando si el portal que ahora la acogía, lo haría por una noche más. No tuvo suerte. Uno de los vecinos la descubrió en su rincón improvisado y de un puntapié la envió de nuevo a la calle. La lluviosa noche fue testigo de su debilidad. Apenas sin poder caminar, tropezó, cayendo de bruces en aquel fatídico charco. Una luna azul se reflejaba en el agua, fue su última visión. Sin fuerzas, ni ganas tampoco de levantarse, el aire se extinguió, como la vida. Su semblante amaneció sereno, cuando el implacable entorno conseguía finalmente su propósito.


 ©Samarcanda Cuentos-Ángeles.
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