"El envidioso es un ser inquietante que reparte y produce dolor en ambas direcciones. Hacia quien dirige su rencor y con mayor insistencia -si cabe- contra si mismo.
Samarcanda.
Imagen: Anton Surkov
OJOS DEL RENCOR
Tu mirada irascible me lastima,
esas uñas invisibles me traspasan,
el rencor que reflejas me intimida,
aunque ínfimos, mis logros ambicionas,
tanta rabia e impotencia te delata.
Tu envidia sigilosa me ha agarrado,
garganta y corazón me tienen preso,
demostrando tu continuo desagrado,
falsedades inventadas y sin peso.
Tu mirada irascible me lastima,
esas uñas invisibles me traspasan,
el rencor que reflejas me intimida,
aunque ínfimos, mis logros ambicionas,
tanta rabia e impotencia te delata.
Tu envidia sigilosa me ha agarrado,
garganta y corazón me tienen preso,
demostrando tu continuo desagrado,
falsedades inventadas y sin peso.
No hay sonrisa que te atraiga o satisfaga,
se han tornado en enojo y negro manto,
cualquier gesto me interpretas como afrenta,
y el cariño se ha mudado en desencanto.
Yo no tengo el poder de remediarlo,
ni mutar en cielo azul este letargo,
la envidia perniciosa te ha atrapado
y en tu alma solo queda un gusto amargo.
se han tornado en enojo y negro manto,
cualquier gesto me interpretas como afrenta,
y el cariño se ha mudado en desencanto.
Yo no tengo el poder de remediarlo,
ni mutar en cielo azul este letargo,
la envidia perniciosa te ha atrapado
y en tu alma solo queda un gusto amargo.
Amarillo es el color de la pelusa,
que te tiene corroída y prisionera,
esos ojos que no engañan y me acusan.
que te tiene corroída y prisionera,
esos ojos que no engañan y me acusan.
© Samarcanda - Ángeles
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