Aunque siempre digo que el destino lo forjamos nosotros, puede ser cierto que en ocasiones es un incierto camino y la decisión no es nuestra finalmente. Impredecible destino ¿Que nos tendrá preparado?
Samarcanda
INCIERTO DESTINO
Lupe, ataviada con un enorme paraguas negro y su exultante sonrisa
habitual salió de casa, era una mañana
de diciembre lluviosa y helada. Apresurada -como siempre- se agarró con fuerza a un extremo de su larga
bufanda. Al tiempo que daba saltitos entre
los charcos como una niña traviesa.
Mirando a derecha e izquierda, se dispuso a cruzar la vía con rapidez
atlética. Le dio tiempo suficiente a distinguir, pegado a la ventanilla de un
vehículo la siguiente inscripción: “Sigue tu destino”.
La ancha calzada estaba a
tope aquella gélida mañana y tanto transeúntes como vehículos se cruzaban invisibles. Segundos después se
tatuó en su mente una nueva reseña que lucía en la parte trasera de un autobús:
“Te estoy esperando”.
Lupe sonrió divertida. Continuó con prisas sabiendo que sus
compañeras le aguardaban ya para tomar su café diario antes de entrar a
trabajar. Y ella, también como siempre, llegaba
tarde…
Los gritos se escucharon a varios metros, al tiempo que una voz
resignada repetía:
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