A veces es fácil descubrir el engaño, en otras ocasiones simplemente uno quiere creer. Lo malo es que al final la mentira se convierte en una fina espada que atraviesa el alma y te derrota.
Samarcanda.
Imagen: Los amantes de Magritte
ENCANTADOR Y EMBUSTERO
Samarcanda.
Imagen: Los amantes de Magritte
ENCANTADOR Y EMBUSTERO
Mi
mundo se abrió y caí dentro,
cuarteada
la tierra tembló
y emergieron
sierpes.
Me dejé
convencer por tu boca
y tus
besos conjurados,
barros
de hiel, que devorada,
me tiñeron
de negro al verme presa,
cautiva
de la farsa y el engaño.
Camino
ahora por negras sendas,
sin
lustre, ni afluentes en mi río,
dejé
atrás el destino cómodo y certero
y me
entregué es este fango infecto
de la
lenta muerte.
No
esperaba tus frívolas mentiras,
no
buscaba esta fútil desgana
a la
que me abocó la vida.
Ya no
me dejo convencer
por “te
quieros” disfrazados,
ni me
aniquila más,
esta
ausencia de cordura,
dominante
y embustera.
Ahora es
mi presente tortura,
ser
consciente del engaño,
saber cuán
fácil fue caer rendida,
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