Los malos momentos de la vida hay que aprender a capearlos cual fiero temporal. La paciencia es una gran virtud, por ello -al igual que en la mar- las tempestades pasan y tarde o temprano vuelve la paz a nuestro horizonte.
Samarcanda
CON LA MAR EN CONTRA
No atisbo el horizonte. Ni el sol, ni la luna,
más seguro que ahí están,
esperando tu regreso….
Me dejo llevar en este vaivén absurdo,
intentando atrapar el cabo de cuerda
que me amarre a tierra firme,
a la tranquilidad de la calma que no llega,
que se obstina tercamente
en no compartir espacio conmigo,
-con mis horas-
con mis días de tempestad continua.
Y llega hasta mí el rumor de las olas,
de un tiempo casi olvidado,
del amargo amor y de aquel necio abismo
que fue tu presencia.
La mar la tuve en contra,
de mí se mofó, enredándolo todo,
destino traidor, jugaba a ser tierno,
meciendo mis sueños,
redes de plata, dientes de acero.
Sigo navegando ahora
por mares que aún son bravas,
empeñadas en
lanzarme
de un lado a otro
del caos,
sin explicaciones,
sin motivos, ni razones.
Pero seguiré
insistiendo…
No atisbo el horizonte,
ni el sol, ni la luna.
más seguro que ahí siguen, esperando tu regreso.