CARTAS AL CORAZÓN
<<Párate un
momento y observa, aunque las pisadas están tras de ti, puede que no
avances. Comprobar si uno va en el camino correcto, es esencial.>>
Samarcanda
CAMINOS
DE RETORNO
¡Ay Corazón! No es cierto que el destino siempre se escoge –el “siempre” es lo que no es cierto– por mucho que a menudo yo misma me venda esa milonga e insista en ello mil veces. Un montón de circunstancias se aliarán en nuestra contra para que la decisión no esté enteramente en nuestra mano. La senda existe, pero la variedad de encrucijadas son las que varían el destino final. Y es que uno no elige perder la salud, como tampoco escoger en que preciso instante se cruzará en tu vida la persona que siempre has esperado. Es ese aleatorio punto el que conlleva la magia y determinará lo que en adelante suceda.
¡Ay Corazón! No es cierto que el destino siempre se escoge –el “siempre” es lo que no es cierto– por mucho que a menudo yo misma me venda esa milonga e insista en ello mil veces. Un montón de circunstancias se aliarán en nuestra contra para que la decisión no esté enteramente en nuestra mano. La senda existe, pero la variedad de encrucijadas son las que varían el destino final. Y es que uno no elige perder la salud, como tampoco escoger en que preciso instante se cruzará en tu vida la persona que siempre has esperado. Es ese aleatorio punto el que conlleva la magia y determinará lo que en adelante suceda.
Un
día, tras
muchos años, decido que
es el momento de cambiar cuestiones en mi deambular, reformar mi vida, mi trabajo, mi casa… mi
entorno –y lo hago–. El cambio entonces se convierte en una muy
meditada elección personal, un giro sustancial en mis deseos de avanzar, –esta vez en solitario– pero es un momento
de necesidad vital y lo hago voluntariamente. Una mudanza crucial y radical,
al que llego tras noches de largo insomnio, cuando por fin me animo a variar un
rumbo que parecía marcado de antemano. Es por imposición propia, sí, pero no es menos
cierto que las circunstancias me han dado la excusa perfecta, el
empujón definitivo para llevarlo a cabo. Nunca sabremos si los
obstáculos estaban previstos como una estela o es uno mismo quien propicia esa
concreta situación y escenario. Me sentí entonces preparada para variar conductas que
antaño me pesaban como losas, que me restaban vida; y lo hice. ¿Fue el destino
o el azar? Quizá fueran ambas las que tomaron el mando.
Lo
que nos aguarda más adelante en este imaginario camino llamado futuro es
importante, pero nuestro prioritario objetivo, la meta más próxima es El
Presente. Se
llame este, destino o camino, me da igual, la cuestión esencial es vivirlo con
intensidad, apurando cada soplo. Seguirá la controversia, seguirá la
incertidumbre y yo deberé seguir sin dejarme doblegar por esos vientos que
soplan, y soplarán, fuertes y a contracorriente.
Y solo sé que por fin me llegó la
reconciliación y con ella, ahora encuentro menos motivos para discutir, no merece
la pena porque siempre supuso un desgaste de fuerzas innecesario. He aprendido a caminar más despacio y puede
que aun así, el paso sea más firme, más certero. Sé que solo los que están
realmente a mi lado me importan, el resto de personas que obvian el detalle e
incluso a la persona, esos, para mí no cuentan… Ya no.
Y bueno, después de tanta reflexión –no
voy a mentirme–
siempre he creído en el poder de la elección. Para ciertas cosas no hay
segundas oportunidades, para otras… la vida es simplemente una bifurcación
inagotable y pertinaz. Yo por si acaso, voy a seguir pensando que nosotros
hacemos el camino. Que decidimos.
Y que el destino, ese... es solo un lugar al que
llegar.
©Samarcanda Cuentos-Ángeles Platas.
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