"La vida es como un libro repleto de fantásticas aventuras. Que el temor y la indecisión no te detengan nunca para correr tras ellas. Sólo si te lanzas al vacío conocerás el resultado final."
Samarcanda.
Samarcanda.
EL LEGADO
(Microcuento)
Jimena echó un vistazo por la ventanilla. A través
de la gruesa bola de algodón que formaban las nubes, sólo se distinguía un
cielo azul inmenso. No pudo evitar sentir algo de vértigo. Era la primera vez
que subía a una de esas moles de acero, un Jumbo que se le antojó gigantesco.
Su cuerpo se hallaba en tensión y sus ojos intentaban capturar toda la magia
del momento. No deseaba olvidar ninguna de las emociones que ahora le invadían
y abordaba su destino con evidente expectación -sonrió-.
Superlativo fue el
adjetivo que le vino a la mente. No supo porque, simplemente todo en ella se
desbordaba, debía ser por eso. -Volvió a sonreír- sus inquietudes, sus
ilusiones y las terribles ganas de saber que pasaría a partir de ese momento le inquietaban.
La tía abuela Rosarito le había dejado su herencia.
-¡Todo cuanto tenía! -le habían dicho. Y eso era lo
único que sabía del tema.
Jimena acababa de cumplir 18 años y su deseo
primigenio en cuanto supo de su viaje, fue hacerlo sola. Ser adulta e
independiente por primera vez. La llegada al aeropuerto Internacional
Ministro Pistarini de Buenos Aires fue todo un acontecimiento y el inicio de su
odisea. Una mano alzada y un gran cartel le dio la bienvenida. Le hizo ilusión
leer su nombre -señorita Jimena Valle- y aunque todavía no sabía si aquel
semblante circunspecto le depararía algo bueno, la escena le provocó una risita
contenida.
Nunca
antes supo con certeza si el capital de su tía merecía ese viaje a la
incertidumbre, pero sin duda era la excusa perfecta para decidir muchas cosas
en su vida. Un país desconocido, un destino incierto y una posible nueva vida.
Y lo único claro en aquel momento, era vivir hasta las últimas consecuencias su irrepetible
experiencia. Sabedora que el resultado final de la aventura, no dejaba de ser simplemente…
parte del juego.
© Samarcanda -Ángeles.
Me parece muy bien interactuar con el lector, me gusta mucho como relatas.
ResponderEliminarA mí me dan pánico los aviones, saludos.
Hola Javier, me alegro que te guste, intento relatar lo que siento y como me siento en cada momento ( o como me he sentido en otro tiempo) Creo que es la manera más fácil de llegar a la gente, contando cosas cotidianas. De hecho el 90% de este micro es real ;). Fue la primera vez que subí en un avión, casi 13 horas de vuelo, imagino que hoy día no será igual. A mi marido también el da pánico volar. Un abrazo.
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