"Cuando la vida te quita lo que tu creías insustituible, puede ofrecerte a cambio otras cualidades. Otros amores y sentires que te abrirán de nuevo la puerta a la vida"
EL PODER DE LA MENTE (Cuento Corto)
Eran amigos desde niños, una amistad que siempre estuvo
por encima de cualquier otra circunstancia. Secretamente le amaba…
Rita se despertó con la imagen de su último sueño. Berto era la primera cara que veía cada
mañana, de igual modo, las últimas palabras que susurraban en sus oídos antes
de adormecerse también le pertenecían. Sonrió al recordar su protocolo habitual
antes de despedirse.
-Sueña mucho,
linda. ¿Lo harás?
Ella invariablemente siempre lo hacía. Soñar era
penetrar en otra dimensión, le encantaba entregarse, ser libre en ese otro
mundo, allí donde cabía la ilusión y su realidad paralela. Vencida estaba ya cuando
Berto volvió al pueblo y a su vida para entregarle su desmedida
generosidad. Rita se convertía así en su
avezada alumna. Con disciplina marcial se sometió a sus métodos, aprendiendo a
vivir por encima de su postrado letargo,
olvidando de paso, aquella fatídica noche y su accidente. Consiguió con férrea tenacidad
la facultad de trasportarse más allá de su quietud obligada. Un mar de contradicciones que apenas entendía,
pero valoraba como un milagro maravilloso. El
poder está en la mente–insistía Berto. Con él aprendió el dominio de sus
limitaciones, más allá de su cuerpo y de
su voluntad. Sin embargo le quedaba un largo trecho por alcanzar una ansiada paz
interior, dominio que todavía le era enemigo.
Para ello Rita utilizaba la relajación. Un particular
ritual en el que Berto la había iniciado también. Con la oscuridad se sumergía
en los sueños, pero también en la creatividad. Aprovechaba esas noches de
insomnio y de fantasmas interiores para volver a ser ella, cobijada en la más
segura de sus guaridas: la fantasía. Con su voz se ponía en marcha la grabadora
y con ella sus palabras volvían a tener sentido convirtiendo sus sueños en
historias.
Berto antes que
su terapeuta, era su amigo, su preciado enganche a la vida, ella no lo
mencionaba, no quería que se sintiera presionado por la responsabilidad, solo intentaban
ambos disfrutar de su mutua compañía. Para Rita él era también su amor
platónico… Si, le amaba secretamente, pero nunca se lo diría…Simplemente, no
debía.
© Samarcanda -Ángeles